Psicoterapia sistémica familiar

La principal característica de este abordaje es que centra sus objetivos terapéuticos específicamente en la modificación de los patrones de interacción entre las personas, no considerando los trastornos como conflictos individuales sino como patologías de una relación. El punto de partida es el principio de que toda conducta es comunicación. A su vez, la persona es entendida como parte de un sistema, siendo los miembros de ese sistema interdependientes.  

Este modelo psicoterapéutico tiene una aplicación especial a la pareja y familia, pero también tiene un abordaje de manera individual con las mismas bases metodológicas. La psicoterapia sistémica se orienta principalmente a establecer diferentes tipos de cambios en las reglas que rigen el funcionamiento del grupo al que se pertenece, con el objetivo de generar cambios a favor de la salud de sus integrantes. En este modelo se consideran proposiciones fundamentales como el que la vida psíquica de un individuo no es exclusivamente un proceso interno. Al igual que, las modificaciones en una estructura familiar contribuyen a la producción de cambios en la conducta y en los procesos psíquicos internos de los miembros de ese sistema. Cuando un terapeuta trabaja con un paciente o con la familia de un paciente, su conducta se incluye en ese contexto y dinámica familiar.

Para el enfoque sistémico, la persona “enferma” se redefine como una persona “portadora de un síntoma” cuyo origen hay que buscar en una “dinámica disfuncional” que sucede en uno o varios de los sistemas en los que se encuentra inserta dicha persona. Por lo tanto, en la terapia normalmente participan todos los miembros que conviven en el núcleo familiar (pareja, hijos, padre, madre, hermano/a, etc.).